lunes, 16 de mayo de 2011

Cuando el mundo deja de girar

A veces, después de una larga temporada de sentir el mundo girar cómodamente bajo nuestros pies, de sentir la vida fluir y avanzar por cómodos senderos que nos hacen durante algún tiempo sentirnos activos, útiles, queridos, o simplemente irracionalmente felices parece que el mundo decide pararse bruscamente bajo nuestros pies; aunque el tiempo, que no perdona, siga avanzando sin descansar ni un instante. Estos momentos pueden prolongarse en el tiempo y pasar de momentos a horas, de horas a días, a meses... hasta que nos sentimos perdidos en lo que parece, acabará siendo una eternidad.

Esos son los momentos en los que hay que plantearse por qué el mundo giraba antes y por qué se paró. A menudo aún hoy en día atribuimos los sucesos que nos ocurren, a la suerte, la magia o la divina providencia cuando claramente y sin despreciar de ningún modo tan divertidas teorías, se deben a la simple causalidad. Si el mundo, y con esto claramente me refiero a los acontecimientos importantes de nuestra vida, los que nos hacen avanzar, gira es por la inercia que le proporcionan nuestros pasos al caminar sobre él, todo aquello que nos pasa está relacionado de un modo y otro con nuestra manera de caminar cada día, con nuestra manera de relacionarnos con nuestro entorno, y caer en la más absoluta pasividad lógicamente hará que el pequeño mundo donde habitas se acabe deteniendo. Basándonos también en sencillas leyes físicas es importante recordar que al empezar a empujar una esfera grande tarda un poco en coger la inercia suficiente para rodar a una velocidad aceptable, pero una vez la alcanza, es más difícil que vuelva a detenerse; por tanto es importante recordar que si vamos a volver a caminar debemos hacerlo con seguridad y sin pausa, sin pararnos a buscar las consecuencias de nuestros actos en cada pequeña acción porque ya vendrán cuando la inercia esté de nuevo adquirida. Y, bueno... Hora de seguir haciendo girar mi pequeña esfera! Hasta la próxima entrada inconexa con todas las demás!

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